Yo niego absoluta y francamente ser un alma, o un cuerpo, o un espíritu, o una inteligencia, o un cerebro, o un sistema nervioso, o un conjunto de glándulas, o cualquier otra parte de mi.
El todo es más grande que las partes. Pero hoy después de tres mil años, después que estamos abstraídos de la vida rítmica de las estaciones, del nacimiento, de la muerta y de la fecundidad, comprendemos al fin qué tal abstracción no es ninguna bendición ni una liberación, sino pura nada, no nos aporta otra cosa que inercia.
