miércoles, 6 de enero de 2010

crónicas del loco...

Los Cazadores de Muertes Súbitas

PARTE 2

¡Oh, todos nosotros sabemos lo que son muertes súbitas¡ Una apoplejía para las clases acomodadas, cuando el héroe transita de un barrio a otro, de un extremo a otro de la ética, y reconoce finalmente que no le hubiera valido dar un paso, pues la muerte hace que se toquen todos los extremos. El fin de los anónimos, que nunca nos parece prematuro sino fatal, éste no tiene designación ni soplan los vientos de la curiosidad.
Aquellos dos seres nocturnos vivían de esa empresa, más macabra todavía por ser ridícula, de atrapar a los fallecidos en la vía pública, a los que la congestión victimó o el corazón se detuvo en el camino, a los que el frio tulló en la posición de quien  todavía aspira la caricia del regazo materno, o a los que el hambre postró, arañando la tierra y pegando en ella una boca aún con esperanza humilde. Cuando el aspecto del muerto denunciaba que era burgués, aunque con rentas limitadas, lo ocultaban en la carreta que hacia el intercambio entre estos paraderos del incidente y de la morgue lo entregaban a domicilio y esperaban, como buenos funcionarios la propina.

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