domingo, 24 de octubre de 2010

crónicas del maestro...

Primer Acto: Me lastimaste.



Segundo Acto: Como tu me lastimaste, yo te lastimé.


Tercer Acto: tú me lastimas más porque te acabo de lastimar, entonces yo te lastimo aún más. Después tú me lastimas otra vez, y yo te lastimo de nuevo. Otra vez tú me lastimas porque yo te acabo de lastimar, y yo te lastimó todavía más, etc.


El punto: es fácil portarse frío, humillante e insensible con alguien quien te ha dicho o hecho algo que tú percibes como frío, humillante o insensible.


Pero ése es el punto. Eso es lo más fácil de hacer.


Normalmente la mayoría de la gente no es mala como especie. Simplemente somos débiles.


Se requiere de esfuerzo para poder hablar de forma valiente, consciente, tierna y abierta sobre el dolor que sentimos, antes de que todo nos caiga encima negativamente.


Sí, se requiere de esfuerzo para tomar la vía difícil y poder expresar tus debilidades y tus preocupaciones con sencillez y cariño. Pero este esfuerzo vale la pena. Porque el amor y la conexión son tus verdaderas fuentes de felicidad. No el dinero, ni los zapatos, ni los autos deportivos, y definitivamente tampoco la satisfacción de sentirte bien acerca de alguien o algo. Aunque sé que esta última a veces nos hace sentir que en realidad somos felices, pero al final sólo nos trae más miseria que gloria.


La próxima vez que alguien a quien tú estimas te haga algo malo, haz un esfuerzo, sé valiente y mata a ese monstruo mientras que aún es pequeño.

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