martes, 8 de diciembre de 2009

crònicas del loco...

Cuenta una antigua leyenda africana que un día el Sol sintió curiosidad de saber que pasaba en el planeta tierra, decidió entonces acercarse, los que cuentan la leyenda, la relatan como “el día que el Dios Sol bajó de los cielos” envuelta en llamas estaba la tierra, en cada rincón y cada espacio el planeta era una bola de fuego consumiéndose lentamente.

En ese tiempo sin humanos (no existían) los únicos habitantes eran los Turks, seres semidivinos, vivían en una gran comunidad llamada “Denia”, los sabios y adivinos previeron grandes afectaciones futuras para la vida en la tierra si el sol se demoraba en su curiosidad.



Reunidos en consejo los líderes turkianos dieron ideas y propuestas para alejar al sol lo más pronto posible.

Todos hablaban, discutían las diferentes propuestas y opciones, como sacrificios diversos e ideas absurdas; y así pasaba el tiempo sin que llegasen a un acuerdo.

Un día en el que el calor era insoportable se presentó un turk llamado Dosse dijo que podía desalentar al sol de su curiosidad haciendo una danza, bailaría de tal manera que atraería la atención del sol y después de un tiempo haría que la danza fuera monótona el sol se aburriría y se alejaría de la tierra. El consejo aprobó con alegría y entusiasmo la idea propuesta.

Cuando Dosse inició su danza el sol de inmediato fijo su atención en su figura diminuta y grácil, en sus movimientos calculados y perfectos, acompañados de un ritmo singular casi místico. Era algo tan novedoso para el sol, algo nunca antes visto por algún turk, hasta ese entonces era lo más interesante que el sol había visto en la tierra, fijose el sol entretanto que el danzante perecía triste, y al ver el fondo de su alma vio que le faltaba la mitad de su ser, (estaba incompleto) todos los turks tienen una parte perteneciente al mundo terreno y otra divina y su misión era encontrarla, el sol decidió entonces ayudar al turk, todopoderoso como es, recorrió la tierra buscando el complemento divino del turk, cuando la encontró el asombro y la tristeza del Sol hicieron que durante algún tiempo la tierra quedara casi en tinieblas; pues el sol vio que el alma del complemento del turk estaba apagada, casi muerta, en agonía, hizo el sol que recobrara vida y los reunió.



Llenos de felicidad Dosse y Aldeni una vez reunidos iniciaron la danza solar con movimientos lentos y coordinados donde el universo se coordinaba en intervalos perfectos a los dos seres que ahora eran uno. El sol lanzaba grandes ráfagas de fuego incandescentes mientras contemplaba aquel rito en su honor.

Muy complacido el Sol concedió a Dosse y Aldeni un deseo el cual haría realidad en el acto.


Pidieron ellos entonces que el sol regresara a su lugar de origen en el universo, para que la vida pudiera continuar en la tierra, ya que los adivinos de Denia habían profetizado el florecimiento de una gran raza de habitantes en la tierra después de que ellos dejaran el planeta para ir a otro lugar en el universo donde podrían evolucionar por su parte.


El sol complacido acepto con la condición de que haría eterna la danza solar y sus danzantes vagarían por el espacio y encontraran el lugar que elegirían para ser habitado por los Turks y cuando eso sucediese retornarían siempre al sol, para recordarle su promesa de no regresar jamás a la tierra.


Dio entonces el sol un gran soplo y reuniendo en un solo cuerpo luminoso a Dosse y aldeni los mandó a recorrer el universo dejando una gran estela de polvo solar a su paso.


Cuenta la leyenda que algún día regresarán, nos encontrarán iluminados, evolucionados, igual que su pueblo semidivino, recordarán al sol su promesa y se alejarán con rumbo indefinido… para tal vez no regresar nunca…

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