jueves, 17 de diciembre de 2009

crónicas del loco...

EL DICCIONARIO DE LOS VIENTOS.


PARTE 9

Diccionario de los vientos [Slovar vetrov]: 1.Diccionario que recoge las definiciones, descripciones, comentarios, citas y biografías de personajes de un modo u otro relacionados con el viento. La veracidad de lo contendido en el D. V. (como en cualquier otro libro) depende del grado de certeza que observe el lector hacia él.




Varias versiones explicarían el origen del D. V., pero ninguna ha sido reconocida por la otra parte. No queda claro dónde, cuándo y en qué lengua apareció por primera vez este libro o al menos parte de sus artículos (se supone que los artículos fueron escritos en varias épocas). Se desconoce si el cuerpo de artículos es constante (aunque no cabe duda de que el número de artículos ocupa algún valor entre el cero y el infinito). El hecho de que ciertos artículos fueran escritos a fines del siglo XX nada aporta, ya que pudieron ser escritos por un afortunado hacedor de profecías. No se sabe con certeza si el D. V. fue escrito por un solo autor o por un grupo de personas, y si este autor (o autores) era anemófilo o cronista.




Ni los unos ni los otros reconocen este libro como "suyo"; por el contrario, afirman que el D. V. contiene "insolentes calumnias" y ninguna información útil. No obstante, el D. V. puede ser encontrado tanto en las bibliotecas de cronistas como en las de anemófilos, y en sus listas aparece y desaparece de un modo que sigue sin ser aclarado. Así, se cuenta que vieron un D. V. impreso con tipos góticos, que este libro fue usado por Fata Morgana, y que, quizá, precisamente el D. V. figura en el inventario de la colección que guarda La Torre de los Vientos, hecho por Anemómetro de Fivia como un "manuscrito antiguo y venerable, que abunda en nombres de vientos". No ha sido posible someter análisis a ninguno de los textos del D. V. aparecidos en distintas épocas en bibliotecas públicas y privadas, en la memoria de las computadoras o en la memoria humana. Por regla general, el texto desaparecía en el último momento en circunstancias nunca bien aclaradas, dejando huella sólo en la mente de sus lectores o creadores. Cierto anemófilo llegó a afirmar que: "El D. V. es igual de incognoscible que el Programa".




En el momento en que se escriben estas líneas, el D. V. ya pertenece parcialmente al pasado y parcialmente aún no ha llegado del futuro.

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