miércoles, 28 de octubre de 2009

crónicas del loco...

Yo, de niño, temía que el espejo
me mostrara otra cara o una ciega mascara impersonal
que me ocultaría algo sin duda atroz.
Temí así mismo que el silencioso tiempo del espejo
se desviara del curso cotidiano de las horas del hombre
y guareciera en su vago confín imaginario
seres o plantas o colores nuevos
( a nadie se lo dije: el niño es tímido)
yo temo ahora que el espejo encierre el verdadero rostro de mi alma
soberbia, defensiva y aterrada
el que Dios ve y acaso ven los hombres.

1 comentario:

  1. Y es que en muchas ocasiones nos olvidamos de lo que somos en realidad, nos colocamos mascaras de felicidad, angustia, enfado o simplemente creamos un ser que simplemente no existe y que está intentando dominar nuestro verdadero ser que implora lo dejemos salir para demostrar cuan capaz es y de cuan inmenso es su valor

    Olvidemos críticas y prejuicios

    “Si te da miedo… Vale la pena”

    Salu2 p/un gran amigo
    Linda semana Aldito

    Montse

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